La Asociación de Comunidades de Regantex de Extremadura (Regantex) ha ensalzado el valor del sector de la agricultura de regadío en la región extremeña dado su «valor en la producción de alimentos» ante las «alarmistas» previsiones de Greenpeace publicadas en su informe ‘¿Cuánto podremos regar? Análisis del agua disponible en una España con cambio climático’.
En dicho informe, la organización ecologista aboga por la reducción de un millón de hectáreas destinadas al regadío hasta 2040 «para adaptar la disponibilidad de agua en el futuro». Ante esta aseveración, Regantex respalda la postura de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE), organización que ha instado al grupo ecologista a estudiar lo que ha pasado en España en los últimos años al respecto de la disponibilidad de agua.
Regantex expone que la agricultura de regadío supone un «valor clave» en la producción de alimentos para la ciudadanía, máxime cuando las previsiones futuras son de un aumento considerable en la demanda de alimentos ante el crecimiento de la población a nivel mundial. Ante este escenario, los regadíos se presentan como actores fundamentales ante las necesidades alimentarias de la población.
En los últimos años, las comunidades de regantes extremeñas y los propios regantes se han caracterizado por situarse a la vanguardia en el uso de tecnología enfocada a buscar la máxima eficiencia en el uso del agua. Además, los actores que participan de este sector están cada vez más concienciados del valor que tienen los recursos hídricos y que es necesario llevar a cabo un aprovechamiento eficaz.
De hecho, del total de hectáreas destinadas a riego en Extremadura, más del 60% incorporan sistemas de riego localizado, lo que supone más de siete puntos que la media estatal, que se sitúa en el 53%. Este dato es un fiel reflejo del compromiso de los regantes extremeños por hacer un uso eficiente del agua.
Además, la agricultura de regadío no solo juega un papel como pilar fundamental del desarrollo agrícola, sino también como una práctica agrícola avanzada que ha adoptado de manera constante técnicas que mitigan el impacto medioambiental, optimizan el uso de los recursos hídricos y contribuyen activamente a la captura de dióxido de carbono (CO2).
La agricultura de regadío supone el principal motor económico de la región extremeña, que cuenta con algo menos de un millón de habitantes, y juega un papel fundamental en la fijación de población en entornos rurales. Asimismo, el tejido social y económico derivado de este sector multiplica el valor de los regadíos en una región eminentemente agrícola y ganadera.
Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de que las comunidades de regantes, profesionales del sector y las administraciones públicas continúen caminando de la mano para seguir profundizando en la necesaria modernización de infraestructuras y explotaciones.